03 Nov Consejos para pagar menos luz en 2021
No deberíamos esperar a que los precios de la luz se disparen para adoptar algunos hábitos y aprender algunos trucos, porque siempre es interesante ahorrar luz. Pero cuando nuestra factura se desboca se hace más necesario que nunca saber de qué forma podemos reducirla en la medida de lo posible.
A continuación vas a descubrir que es realmente fácil controlar el gasto energético en tu hogar si tienes en cuenta una serie de consejos.
Tabla de Contenidos
La orientación de tu casa
El momento de empezar a pensar en el ahorro energético comienza cuando estás buscando tu futura casa. Escucha educadamente al comercial mientras te pondera las magníficas vistas a la sierra, pero fíjate a qué puntos cardinales está orientada tu casa y piensa en la zona de España en la que te encuentras.
¿Por qué? Muy sencillo: estás en el hemisferio norte y por lo tanto la fachada sur del edificio es la que recibirá luz directa durante la mayor parte del año, mientras que la fachada norte nunca recibirá más que luz indirecta. Además, recuerda que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Deberás tener ahora en cuenta estos viejos conocimientos adquiridos en la infancia que nuestros abuelos nunca olvidaron, porque:
- La fachada sur es la que más se calentará y mucho más si vives en el sur, lo que conviene tener presente durante el verano. En invierno, esto jugará a tu favor.
- La fachada norte es la más fría y es la que hará perder más calor a tu hogar.
- Si pasas mucho tiempo en casa (por ejemplo, si sueles teletrabajar), recuerda que las habitaciones orientas al este son las que recibirán más luz desde el amanecer hasta el mediodía. En el resto del día serán las habitaciones que dan al oeste las que estarán mejor iluminadas. Quizá quieras realizar en ellas las actividades de ocio y en familia después de la jornada de trabajo. De ambas formas evitarás tener que utilizar iluminación artificial.
Asimismo, ten en cuenta que en una casa que solo disponga de ventanas al norte será siempre una casa fría en la que gastarás mucho dinero en calefacción en invierno, mientras que una casa solo abierta al sur te hará encender el aire acondicionado en verano más de lo debido.
La eficiencia energética de tu casa
Es muy probable que ya hayamos llegado tarde para que los consejos anteriores te resulten de utilidad y lo mismo tampoco tienes prisa por cambiar de casa, pero no desesperes, porque aún es mucho lo que puedes hacer si quieres ahorrar energía.
Lo primero, debes tener en cuenta que, si tu casa es antigua y en especial si fue construida antes de 1990, lo más probable es que no esté correctamente aislada. Eso incidirá de forma negativa en el gasto de calefacción y aire acondicionado.
Si ese es el caso, revisa tus ventanas. Si son las originales, te aconsejamos que las cambies porque tendrás un importante punto de fuga térmica. Instala ventanas con doble acristalamiento. Si ya las tienes, busca pequeñas corrientes de aire o condensaciones en los cristales, porque son marcadores de que el aislamiento no es bueno. La instalación de burletes puede ser una buena idea y además puedes hacerla tú mismo.
Usa las persianas, ese gran invento que produce extrañeza en tantos turistas. No solo te protegen de la luz del sol, también sirven como aislante térmico durante el invierno, de forma que bajarlas al caer el sol en las habitaciones en las que no vayas a estar habitualmente te ayudará mucho con la pérdida de calor. En verano, puedes bajarlas para evitar que la casa se caliente en exceso.
Si aún tienes bombillas incandescentes, de las de toda la vida, cámbialas por bombillas LED. Aunque son más caras, su durabilidad es mayor y además consumen mucho menos. Si iluminas tu casa con ellas, lo notarás en tu factura. Y, por supuesto, recuerda apagar la luz cuando abandones una habitación.
Tus electrodomésticos
Hasta ahora hemos visto cómo vigilar la forma en que tu hogar gana y pierde calor de manera pasiva y cómo evitarlo. Ahora vamos a ver ahora cómo conseguir que tus electrodomésticos no consuman más electricidad de la que puedes o quieres pagar.
En primer lugar, echa un vistazo a nuestros consejos sobre la potencia eléctrica y la forma de saber si tienes contratada la que se adapta mejor a tus necesidades, y plantéate si debes cambiarla.
Para ello, te será muy útil saber qué electrodomésticos son los que están gastando más y para ello dispones ahora de medidores de consumo eléctrico. Se trata de dispositivos que te informan en tiempo real de la energía que consumen nuestros aparatos. Los hay de diferentes precios (algunos realmente económicos) y los puedes encontrar muy fácilmente.
Vigila los electrodomésticos que tienen modo stand-by o modo de espera, como por ejemplo la televisión, el ordenador o la máquina de café. Se trata de aparatos que entran en un modo de reposo para consumir menos energía, pero debemos tener en cuenta que aún así siguen encendidos.
Tener varios aparatos en modo stand-by en nuestro hogar provocará lo que se conoce como consumo pasivo. Es decir, siguen gastando electricidad sin hacer nada. Una buena idea es utilizar regletas con interruptor, de forma que con un solo clic desconectamos varios aparatos al mismo tiempo (por ejemplo, ordenador, monitor, altavoces y disco duro externo) y nos aseguramos de que ninguno se queda conectado.
Recuerda que el cargador del móvil sigue gastando electricidad mientras esté enchufado, aunque no esté conectado ya al teléfono. Cuando la batería esté recargada, desenchufa el cargador.
Cuidado con los electrodomésticos que compras
Al igual que comentábamos al principio sobre las casas, el momento de comenzar a pensar en cuánto gasta un electrodoméstico es cuando vas a comprarlo. Pero en este caso, cuentas con una guía visual muy clara, que es la etiqueta de eficiencia energética. La Unión Europea la puso en vigor en 1994 y nos informa del gasto que tendrá nuestro electrodoméstico.
Desde marzo de 2021 vuelve a estar en vigor la antigua escala desde la “G” (menor eficiencia) hasta la “A” (mayor eficiencia). Se han suprimido las categorías A+, A++ y A+++, que seguramente recuerdas muy bien. Lógicamente, los precios varían en función de la etiqueta, pero nuestro consejo es que compres siempre que puedas aparatos con etiqueta B o superiores. Aunque te resulten más caros, amortizarás pronto la diferencia, ya que consumen menos luz. Y eso incidirá también en la potencia que necesites contratar.
Buenos hábitos en la cocina
Sin duda se trata de la estancia de la casa en la que se concentran los aparatos con mayores necesidades energéticas. Y también donde la adopción de una serie de hábitos muy sencillos te harán ahorrar luz. Veamos algunos ejemplos:
- Si tienes vitrocerámica, intenta aprovechar el calor residual que genera una vez la apagas para acabar de cocinar tus alimentos. Siempre que sea posible, tapa las cacerolas y ollas mientras cocines, usarás menos energía porque se cocinarán antes. Y si empleas olla exprés reducirás con mucho el tiempo en que necesitarás encendida la vitrocerámica.
- No abras continuamente la puerta del horno cuando estés cocinando algo con él. Cada vez que lo haces, desciende la temperatura en el interior y fuerzas un mayor gasto de electricidad.
- Cuando pongas la lavadora, intenta utilizar programas de lavado en frío siempre que te sea posible. También recuerda esperar a llenar el tambor para optimizar su uso.
- No instales tu nevera cerca de fuentes de calor o donde reciba muchas horas de luz directa del sol. Trata de no introducir alimentos calientes en ella, ya que forzarás un consumo extra de energía. También será bueno que adaptes su temperatura a la época del año en la que te encuentres.
Como ves, el ahorro de energía es sobre todo cuestión de (buenas) costumbres y también de recordar algunas de las cosas que veíamos hacer a nuestros mayores. Nada que no esté a tu alcance.